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Potenciar la actividad física mejora el rendimiento intelectual

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Marina ha pactado con su hijo Javier que no irá a los entrenamientos de fútbol hasta finalizar los exámenes finales porque el chico va un poco retrasado con los estudios. Al cabo de unos días, empieza a preguntarse si habrá hecho bien tomando esta decisión. Ve a su hijo ansioso, muy disperso y no se concentra en los estudios. ¿Será porque lleva muchas horas sin moverse de la silla?

Es muy probable que así sea, ya que, entre muchos otros beneficios, está demostrado que hacer ejercicio ayuda a combatir la ansiedad y aumenta el rendimiento cerebral. Ante el temor de que potenciar la actividad física entre niños y adolescentes pueda restar horas de estudio a otras asignaturas, varios estudios investigaron la relación entre las horas de deporte y las notas. Se llegó a la paradójica conclusión de que el rendimiento no empeora dedicando más horas a la actividad física, sino todo lo contrario; los niños físicamente activos obtenían mejores resultados de media que los sedentarios en los test de percepción, de memoria, de inteligencia, de habilidad verbal y de matemáticas.

La actividad física también ayuda a mantener el cerebro en plena forma

Los estudios que analizan las mejoras cognitivas coinciden en el hecho de que practicar ejercicio actúa en dos zonas básicas del cerebro: el hipocampo y el córtex prefrontal. El hipocampo es una pequeña región del cerebro que desempeña funciones tan importantes como la orientación aeroespacial y la consolidación de los recuerdos. Con la práctica de la actividad física aeróbica es posible inducir la formación de nuevas neuronas y redes neuronales, lo que explica sus efectos beneficiosos sobre la memoria a largo plazo en personas sanas y sobre todo en enfermos de Alzheimer. El córtex prefrontal también interviene en la mejora cognitiva de forma muy significativa. Es la parte del cerebro que se encuentra sobre los ojos y donde reside la memoria de trabajo, es decir, la memoria a corto plazo que nos permite mantener varios datos en el pensamiento de manera simultánea, como cuando hacemos una prueba de matemáticas, por ejemplo.

¿Cuánto rato de ejercicio es suficiente para notar una mejora?

No mucho, si tenemos en cuenta que la mayor parte del tiempo nos lo pasamos sentados, trabajando, estudiando o haciendo otras tareas. La OMS recomienda que los niños y adolescentes inviertan, como mínimo, 60 minutos diarios en actividad física vigorosa. “Curiosamente, el efecto del deporte sobre el rendimiento intelectual es más acusado en niños menores de siete años y al inicio de la adolescencia, entre los 12 y los 15 años. Puede estar relacionado con el hecho de que a estas edades el cerebro madura más rápidamente.”En cualquier caso, los beneficios de la actividad física para el rendimiento intelectual no se limitan a las edades de crecimiento, sino que también influyen positivamente en la población adulta.

¿Cuál es el mejor deporte para incrementar la atención cerebral?

No importa mucho el tipo de actividad mientras mantenga un buen ritmo cardíaco y se practique de forma habitual. Aún así, algunos estudios atribuyen a los deportes colectivos, como el fútbol o el baloncesto, más ventajas a la hora de incrementar el rendimiento atencional. En una prueba realizada por la Universidad Católica de Valencia se analizó la práctica deportiva y el nivel atencional de los niños de un colegio público de Valencia y, por otro lado, el de los niños del Valencia C.F. Estos últimos realizaban tres entrenamientos planificados de hora y media durante tres días a la semana y además jugaban un partido semanal. Por otro lado, los niños del colegio público realizaban actividades deportivas individuales o clases de educación física que requerían menos de cinco horas por semana. Analizando los resultados, se vio que los chicos que practicaban un deporte colectivo, en el que debían diferenciar estímulos, sacaban resultados hasta un 25% superiores que los que chicos que se ejercitaban de manera individual y durante menos horas.

Ahora ya sabemos que practicar ejercicio, aparte de ser fundamental para la salud del organismo, es muy recomendable para la mente. Tanto es así, que finalmente Marina ha decidido que Javier debía acudir al entrenamiento de fútbol porque su instinto de madre le decía que el chico lo necesitaba, a pesar de sus obligaciones académicas. A la vuelta, tras una ducha y una buena merienda, Javier ha vuelto a sus estudios con más ganas y empeño que antes.

Encontrarás más información en la publicación: “Actividad física y salud en la infancia y la adolescencia” del Ministerio de sanidad y consumo.