Luis acude a la consulta del médico de cabecera alarmado por los resultados de su último análisis.
‒ Veo que estás a 150 de glucosa, ¡enhorabuena!‒ le dice el doctor.
‒ ¿Cómo que enhorabuena? ¡Si tengo el azúcar alto!
‒ Pues sí, es verdad. Pero, en cierto modo, estás de suerte porque la gran mayoría de personas que se encuentran en esta situación no saben que tienen un problema y no hacen nada para solucionarlo. Pero tú ya lo sabes y vamos a ponerle remedio.
Lo venimos oyendo en los medios de comunicación desde hace algún tiempo: 1 de cada 4 personas tiene diabetes u obesidad y la mitad no lo sabe. El hecho de no saberlo es lo más peligroso, porque indica que no se están tomando las medidas para solucionar dos enfermedades que pueden llegar a ser letales.
Luis queda desconcertado: «¿Si a mí no me gustan los dulces, cómo es que tengo el azúcar tan alto?»
Esta confusión se debe a que la diabetes aparece por la incapacidad de controlar el nivel de azúcar en la sangre. Y la asociación de ideas lleva a pensar, de forma errónea, que si uno tiene exceso de azúcar en la dieta, también tendrá un exceso de azúcar en la sangre. Sin embargo, contrariamente a lo que se suele pensar, los dulces no son los únicos responsables del riesgo de desarrollar diabetes. En la mayoría de los casos, la principal causa de la diabetes tipo 2 no es el exceso de azúcar en la dieta, si no el 1exceso de grasa en el abdomen. La diabetes tipo 2, que es la que tiene Luis, suele darse en personas adultas, ya que la grasa del abdomen segrega sustancias que interfieren en la acción de la insulina.
¿Qué podemos hacer para detectar la diabetes a tiempo?
Las pruebas de detección de la diabetes del tipo 2 en personas asintomáticas son recomendables en:
- adultos de más de 45 años (se debe repetir cada tres años)
- niños obesos mayores de 10 años con otros factores de riesgo (se debe repetir cada tres años)
- adultos con sobrepeso (IMC por encima de 25), con factores de riesgo asociado
Estos controles son doblemente importantes cuando se tiene obesidad o un sobrepeso importante, puesto que el riesgo cardiovascular es más destacado. Y es que la obesidad actúa como un ejército silencioso, porque potencia el colesterol malo, reduce el colesterol bueno, aumenta la tensión arterial y, como hemos dicho, conduce a la diabetes. En resumen, ataca el corazón desde múltiples frentes.
Con todo y eso, es bueno saber que si la obesidad causa estragos en poco tiempo en el sistema cardiovascular de algunas personas, también es cierto que perder centímetros de cintura aporta beneficios a corto plazo.
La Asociación Americana del Corazón aconseja bajar de peso, limitar el consumo de alimentos muy calóricos y nutritivamente pobres (como los refrescos y dulces con mucho azúcar), mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio a diario. Precisamente, lo que el médico de cabecera le recomienda a Luis. Cuando sale de la consulta, respira aliviado porque, pese a saber que por sus venas corre más azúcar del conveniente, está decidido a poner de su parte para que su peso y nivel de glucosa en sangre vuelvan a la normalidad.
Fuentes y más información:
www.diabetes.org
American Heart Association
La ciencia de la salud (Planeta)