Adolescentes seguros de sí mismos

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Tener una buena autoestima es clave para que nuestros hijos se sepan enfrentar a los desafíos que aparecerán a lo largo de sus vidas. Por supuesto que todos querríamos una buena dosis de autoconfianza para nuestros hijos; sin embargo, la confianza en uno mismo no se transmite a través de los genes, sino que tiene que ver con la educación y el entorno en el que ha crecido el niño. Así pues, ¿cómo podemos saber si nuestro hijo tiene una autoestima alta o baja?

Los chicos con baja autoestima tienen una baja opinión sobre ellos mismos y más dificultades para encontrar soluciones a los problemas. Para ellos, los desafíos y los cambios que les obligan a salir de su zona de confort pueden provocarles ansiedad y frustración. Su respuesta inmediata a un nuevo reto acostumbra a ser «no puedo».

Estos jóvenes pueden tener pensamientos autocríticos del tipo «no sé hacer nada bien» o «no soy lo bastante bueno» y suelen reaccionar con pasividad y pasotismo, pero también los hay que se muestran tristes y retraídos.

Por el contrario, los chicos y chicas que se sienten seguros de ellos mismos son capaces de manejar bien sus emociones, saben enfrentarse a los conflictos y soportan mejor la presión ante un examen o una competición. Además, suelen ser chavales optimistas, entusiastas y que sonríen a menudo.

La autoestima está muy asociada a las capacidades, tanto intelectuales como físicas, y de relación con los demás. Pero la seguridad también tiene que ver con los sentimientos, y con el hecho de sentirse amados. Un chico que saca muy buenas notas, pero que no se siente querido, puede llegar a tener baja autoestima. Del mismo modo, otro chico que se siente amado y apoyado por su familia, pero obtiene malos resultados y duda de sus capacidades, también puede sentirse inseguro.

Como padres, podemos ayudar a favorecer la autoestima de nuestros hijos ayudándoles en los siguientes aspectos: 

  • Debemos evitar sobreprotegerlos.
  • Debemos entregarles nuestra confianza, dándoles la posibilidad de elegir por sí mismos.
  • Animarles a probar cosas nuevas y vivir nuevas experiencias.
  • Creer en sus capacidades y hacérselo saber.
  • Mostrar nuestro reconocimiento cuando se esfuerzan y lo hacen bien (ya sea a nivel escolar, artístico o deportivo).
  • Dejar que se equivoquen y arreglen ellos mismos sus problemas (lo que no significa dejarlos solos, sino ayudarles a buscar soluciones y proponer opciones).
  • Mantener una actitud positiva ante sus decisiones.
  • Dedicarles tiempo de calidad; pasando más tiempo con ellos haciendo actividades que les gusten les conoceremos y les podremos ayudar a desarrollar sus intereses y talentos.

Imagen: unsplash

 

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