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Excusas de mal fumador, ¿tú también te escudas en ellas?

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¿Alguna vez, cigarro en mano, te has oído a ti mismo decir aquello de “de algo hay que morir”? ¿O quizá eres de los que dicen “yo puedo dejarlo cuando quiera”?

Excusas. Fumar mata, y no sólo lo dicen las cajetillas de los cigarrillos, los datos hablan por sí solos*. El problema es que dejarlo exige motivación y mucha fuerza de voluntad.

Los pretextos que los médicos escuchan en los consultorios no hacen más que confirmar la dependencia que muchos pacientes tienen ante el tabaco. De nada sirve argumentar que el fumar es responsable de miles de muertes prematuras y evitables si uno no toma conciencia de ello, o hasta que uno sufre sus consecuencias por la pérdida de la salud.

Pero sigamos con las excusas con las que se engañan los fumadores para no dejar de fumar. Estas son algunas de las más habituales:

“De algo hay que morir”.

Ahora puedes decirlo porque posiblemente tu salud aún no ha sufrido las consecuencias del tabaco, y esta es precisamente una de las trampas de este hábito, ya que los daños que produce aparecen muchos años tras el inicio del hábito. El problema es que entonces los daños quizá sean irreparables.

“Llevo 20 años fumando y estoy perfectamente”.

Seguimos con lo mismo. Los daños que produce el humo en tus pulmones pueden aparecer a los 20 años de haber probado el primer cigarrillo. De ahí la dificultad de persuadir a un adolescente de que deje de fumar, ya que, siendo joven y sano, aún no ha sufrido ningún daño evidente.

“No fumo cigarrillos convencionales”.

Todas las formas de tabaco conllevan riesgos para la salud. Los cigarrillos light tienen menos nicotina y alquitrán, pero con ellos se fuma más para conseguir la misma concentración de nicotina en sangre. El tabaco de liar o picadura tampoco es más sano, puesto que se quema más papel (lo que produce más CO) y los niveles de cotinina (el metabolito directo de la nicotina) son más elevados.

“Si dejo de fumar engordaré”.

Puede ser que al principio se gane algo de peso, pero se trata de cambiar un hábito tóxico por uno sano. ¿No crees que compensa? Se ha demostrado que las personas que han dejado de fumar y han llevado una pauta de actividad física, junto a una alimentación rica en frutas y verduras, apenas aumentaron de peso en comparación con los que dejaron de fumar sin haber adquirido estos hábitos saludables.

“Yo lo dejo cuando quiera, es sólo cuestión de voluntad”.

¿Estás seguro? Detrás del “no quiero dejar de fumar” muchas veces se oculta un “no puedo dejar de fumar”. Por mucha voluntad que le pongas, a veces no es suficiente. Fumar crea distintos tipos de dependencia, no sólo física, también psíquica y ritual. No olvides que se trata de una adicción y por ello debe ser tratada como tal.

“Ya intenté dejarlo y fracasé”.

Nadie es perfecto. Además, las recaídas forman parte de la superación de cualquier hábito adictivo. Es importante saber que un tercio de las personas que lo consiguen recaen en algún momento tras los tres primeros meses del proceso y la abstinencia total se suele lograr después de alguna recaída.

Vistas las excusas, sobra decir que dejar de fumar no es fácil, pero no es imposible.

Si estás decidido a abandonar este mal hábito de una vez por todas solo podemos felicitarte, dejarlo implica una gran determinación y esfuerzo. Existen muchas formas de decirle adiós al tabaco, aunque los estudios muestran que las terapias cognitivas y conductuales son las que mejor funcionan y más recaídas evitan. Nuestro consejo es que pidas información en tu centro de salud y te pongas manos a la obra.

¿Preparado para convertirte en exfumador?

* Algunos datos para reflexionar:

4.000.000 de personas mueren cada año por causas derivadas del tabaquismo (1 persona cada 10 segundos).

El 30 % de los cánceres, el 20 % de las enfermedades cardiovasculares y el 80 % de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC) están causadas por el consumo de tabaco.

Un fumador pierde una media de 16 años de vida.

Fumar durante el embarazo provoca bajo peso en el recién nacido y está relacionado con la muerte súbita del lactante.

Fumar un solo cigarrillo aumenta la tensión arterial y eleva la frecuencia cardiaca de 10 a 15 latidos por minuto.

Fuentes y más información:

www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed
Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Información tabaco